Para recuperarnos de la pandemia COVID-19 y aumentar la competitividad comercial
Amig@os,
Existen evidencias que indican que es posible detener el desperdicio de recursos y reducir el consumo de las materias primas vírgenes al utilizar materiales secundarios reciclados, con lo cual se propicia la regeneración de la naturaleza. Ello no solo puede ayudar a prevenir la futura transmisión de enfermedades de los animales al ser humano (como la pandemia COVID-19) al conservar sus hábitats naturales, sino que puede detonar encadenamientos productivos que son fuente de ingresos y de empleos.
No menos importante es saber que en este momento las diferentes regiones del mundo, incluidas la de América Latina y el Caribe, y la de América del Norte, de las cuales forma parte México, se preparan para definir su hoja de ruta hacia la economía circular, de manera a hacer frente a las nuevas modalidades que asumirá el comercio internacional de bienes y servicios.
México cuenta desde hace dieciséis años con una legislación ambiental de los residuos, basada en la concurrencia de los tres órdenes de gobierno en su implementación, que ha sentado las bases para transitar hacia la economía circular.
Con la adhesión de México a la OCDE y la ratificación del nuevo tratado de libre comercio T-MEC, entre México, Estados Unidos y Canadá, nuestro país adquirió compromisos, entre los que se encuentran no modificar sus leyes ambientales para desregular o introducir cambios regresivos, contrarios a los fines de ambos tratados. Esto se debe tener en cuenta en el proceso de reforma de la Ley General para la Prevención y Gestión Integral de los Residuos, o de formulación de una Ley General de Economía Circular.
En el artículo que se somete a su consideración se proporcionan elementos que pueden facilitar la implementación inmediata de la economía circular a nivel local (en municipios y alcaldías de la CDMX).
Bienvenidas sus opiniones al respecto y su apoyo para difundir el artículo anexo sobre el tema.
Cristina Cortinas
